EL LIBRO DE LAS LÁGRIMAS
de Heather Christle
(editorial Tránsito)
Heather Christle es una poeta estadounidense (de New Hampshire). Este es su primer libro de no ficción, escrito en 2019 y editado en español en 2020, y fue muy bien recibido. Me lo habían recomendado hace un tiempo, muchas veces me recomiendan libros y de esas veces, muchas de las recomendaciones quedan en el olvido, pero esta estaba ahí, flotando, a veces lo miraba de reojo en los estantes de la librería, incluso a veces lo sacaba del estante, miraba la tapa, leía alguna que otra línea y lo volvía a guardar. Se diría que tenía interés y desinterés por leerlo en partes iguales, ninguno de los dos ganaba. Hasta que ganó el interés. Es que no soy una gran lectora de libros de no ficción, a mí me ganan siempre las historias. Los pocos libros de no ficción que leí me gustaron, quizás porque voy exclusivamente a los recomendados, y me prometo siempre incursionar más en el género. En el caso de este libro, hubo algo de auto palmadita en el hombro, felicitándome por haber superado mi barrera natural y entrarle de lleno. Mucho más me felicité porque, encima, lo disfruté un montón, fue una lectura que me encantó. Es muy probable que en ese disfrute tenga que ver que, más allá de ser no ficción, la pluma es la de una poeta. Punto fuerte a favor.
Está armado en párrafos cortos, separados e independientes algunos de ellos, otros relacionados entre sí, por momentos aparecen ideas nuevas, que surgen de la nada, pero a la vez vamos viendo cómo se teje este telar. En las ideas que van surgiendo vamos teniendo un mapa de los pensamientos que prenden en la mente de la autora. Y en ese tejido está la mano de la poeta, ya que muchos de esos párrafos separados podrían, tal vez, leerse como poemas.
¿De qué trata "El libro de las lágrimas" o "The crying book", según su título original? Por más maravilloso y poético que suene el título, en realidad, es una descripción simple que ya nos dice de qué trata. Es eso, trata de las lágrimas o también del acto de llorar. Pero a la vez, nada que ver, a la vez eso es una excusa para, siento yo, compartir ideas, preocupaciones, inquietudes, miedos. Heather Christle hizo una recopilación de información, que imagino que habrá llevado un esfuerzo de investigación porque esa información puede provenir de cualquier ámbito, es muy amplio el campo, y a partir de la presentación en breves párrafos de casos da llanto, motivos para llorar, tristezas y cebollas y las diferencias de la composición de las lágrimas en ambos casos, duelos, llantos infantiles, llantos reprimidos, compulsión al llanto (la escritora se describe como alguien que llora más de los que escribe sobre llorar, llora mucho), su embarazo, el nacimiento de su hija y sus miedos, fragmentos de investigaciones sobre los temas más diversos (siempre que impliquen algún llanto). La salud mental tiene un espacio especial, personalizada a través del caso de su madre e incluso de su propia experiencia con acercamientos fugaces a la idea del suicidio. Bueno, la lista puede seguir y seguir, teniendo en cuenta que el libro tiene alrededor de 200 páginas y los temas se suceden inagotablemente.
Lo importante es que maravillosamente logra que se vuelva adictivo, queremos seguir, leer un parrafito más, siempre un poco más. Nos lleva a sentir empatía por todos quienes hayan llorado, curiosidad por algunos casos insólitos, amor por la autora que decidió hacer de esto un tema de estudio y lo comparte con una redacción suave, tierna, desapegada por momentos (tiene que hacerlo por momentos, para refrenar su propio llanto), conmovida por otros.
Dice en uno de sus párrafos: "Algunas personas creen que leer poemas y relatos es una forma de practicar nuestra respuesta a situaciones imaginarias sin tener que arriesgarse a los peligros de la vida real."
Yo diría que es el libro ideal para leer de a poco, de esos que son perfectos para intercalar con otros, para hacerlo durar, no hace falta leerlo de un tirón, no hay un hilo en la historia que corramos el riesgo de perder. Es una magia para disfrutar de a poco.
Y cierro con esto: "Se dice que quizá lloramos cuando fracasa el lenguaje, cuando las palabras ya no pueden transmitir adecuadamente nuestro dolor. Cuando mi llanto no está suficientemente exento de palabras, me golpeo la cabeza con los puños."
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