LOS CHICOS DE MI JUVENTUD
de Jo Ann Beard
(editado por Muñeca Infinita)
Jo Ann Beard es conocida como ensayista. De hecho, "Los chicos de mi juventud" podría ser catalogado como libro de no ficción, porque lo que hace Beard es ofrecernos sus recuerdos, momentos de su vida que llevó al papel y que más o menos directamente responden al título que los agrupa. Algunos datan de cuando tenía tres años y giran en torno a su muñeco preferido, otros rondan la etapa de su preadolescencia y adolescencia, todos nos acercan a su familia, la relación con su hermana, su padre alcohólico, su madre moribunda, una envidiable amistad con Elizabeth, con quien compartieron aventuras desde niñas, decidieron enamorarse y perseguir a los mismos chicos y se acompañaron ya de adultas en el trance de atravesar sus respectivos divorcios. Y, por supuesto, también nos acercan a sus amores fallidos o no fallidos. Es necesario aclarar que estos relatos podrían fácilmente ser leídos como ficción. Si yo no te digo que lo que la autora hacer es contar sobre su vida, tranquilamente podrías creer que estás frente a un libro de cuentos. Y en algún punto, lo estás. Es que son relatos, eso está claro, pero si quisiéramos ponerles una etiqueta podríamos pensar en algunas de las que están un poco de moda ahora: la de autoficción, o quizás también ensayos biográficos. Honestamente, es difícil para mí decir qué es esto, porque por una lado está claro que algunos de los episodios que se cuentan están basados en la realidad ("El cuarto estado de la materia", por ejemplo, relata un hecho violento fácilmente comprobable ya que fue público en su momento). Pero cuánto hay de ficción, eso no lo sé, solo lo puedo suponer y quizás me equivoque.
De todas maneras, eso queda como dato anecdótico. Lo importante es el relato en sí mismo, desbordante de frescura y sinceridad. Y cuando hablo de sinceridad me alejo de la idea de "hechos reales". La sinceridad en este caso tiene que ver con el relato honesto, porque algo puedo ser creado por la imaginación pero no deja de haber sinceridad en esa creación, aun con el posible recurso a la fantasía. ¿No recreamos todos, acaso, nuestros primeros recuerdos sin saber cuánto de eso realmente sucedió, cuánto nos contaron, cuánto inventamos? Pero aun así es sincero porque así como lo contamos, lo sentimos, así lo vivimos. Los relatos tienen la magia de las historias intensamente personales, íntimas diría, divertidas por momentos, emotivas también, siempre conectadas con el yo, honestas. Me hizo pensar que escribir este libro tiene que haber sido una experiencia maravillosa para la autora. Me gustaría conocerla personalmente y que me cuente cómo fue. También me hizo querer hurgar en mi pasado y probar cómo es eso de convertirlo en relatos. No lo voy a hacer, pero me encantó que me hiciera pensarlo.
Al menos dos líneas le quiero dedicar a la calidad de la edición de Muñeca Infinita. Los felicito.
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