KIKI

de Verónica Langer

(editorial Paradiso)


"Kiki" es una belleza. Pero empecé por el final.

Si no conocen a Verónica Langer, es bueno saber que es una argentina nacionalizada mexicana y que es principalmente conocida por su trabajo como actriz, tiene una larga carrera en cine, teatro y televisión. Pero también estuvo siempre conectada con las letras (por ejemplo, dictó talleres de Guión, Lectura y Escritura). La autora escribió teatro y algunos cuentos, pero esta es su primera novela publicada. 

"Kiki", tiene solo setenta y siete páginas, es decir que podríamos decir que es una "novelita", pero solo si nos referimos a la cantidad de páginas, porque esta escritura no merece diminutivos. Narra en primera persona, a modo de diario personal, escrito en un cuadernito y con un lápiz de cinco centímetros, por Aurelio, un cuidador, ex interno, de una colonia psiquiátrica. Su trabajo consiste en cuidar especialmente a cuatro internos, las "larvas", como él las llama, porque "son muy feas, pero encierran un misterio" (de hecho, en México el libro se publicó con el título "Las larvas", desconozco el motivo del cambio de título). En sus anotaciones en el cuaderno Aurelio cuenta, día a día, esa vida pequeña, que no le gusta, lo entristece, pero a medida que avanzamos en la lectura vamos descubriendo un cariño y una dedicación, en particular por Kiki, uno de los internos que tiene a su cuidado, que es conmovedor. No quiero spoilear, no les voy a contar qué pasa cuando Aurelio decide que es hora de llevar a "las larvas" al prostíbulo del pueblo, con la excusa de llevarlos a la kermes. Solo les voy a decir que van a sentir que esas casi ochenta páginas se les pasaron volando.

Es importante aclarar que la historia está situada en el año 1965, en el campo argentino (cosa que llama un poco la atención si tenemos en cuenta que Langer vivió la mayor parte de su vida en México, casi 50 años). Y digo que es importante porque muchas cosas cambiaron desde entonces en torno a la psiquiatría. En ese "loquero", no solo hay locos, hay otros padecimientos que hoy pensaríamos que necesitan otro tipo de cuidados, Kiki por ejemplo padece más bien un retraso por una encefalitis que tuvo de niño (este hecho encuentra inspiración en un hermano de la escritora que padeció algo semejante), pero así eran las cosas en esa época, en el campo, cuando las asperezas de la vida limitaban las opciones y la ignorancia hacía otro tanto.

Entonces, ahora sí, termino por el final y repito: "Kiki" es una belleza. La prosa es de una simpleza dulce y poética, conmovedora y llana. Es muy poco el tiempo y el esfuerzo de su lectura. Así que no veo realmente motivos para no leerla.

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